Oh... ( y se mesa los cabellos ), Oh y Oh, ( mientras se arranca los ojos ) o, infausto. Mezquino y abyecto ser del Averno ¿Cómo te has atrevido? ( grita desesperada primero, y luego más desesperada todavía). Oh, vil cortesano maquiavélico, famélico iluminado, oscuro nigromante, estúpido trepamuros, Oh, Oh ( llora lágrimas de sangre, recordemos que se acaba de sacar los ojos ). Misérrimo. Lúgubre. Tañedor de caramillo. Pastorcillo hediondo. Mister Universo fondón. Rojo follarín. Cerebro de lagartija, polla insaciable. ( coge aire, obviamente no sabe muy bien lo que dice, y como se está viendo, no tiene ni puta idea de adjetivar sustantivos insultantes )
Yo, que arrastré mis trenzas por el páramo. Yo, que he renunciado a mis córneas, miopes, después de la muerte (no me des clases de anatomía ocular, ahora no, calla y escucha). Yo que te desdeñé cuanto pude para obtener tus requiebros tengo que sufrirte ahora en brazos de otra.
Oh, infausto corazón, aciago día en que tal imagen acudió a mi vista. Ni aún ahora que renuncio a mis globos (los oculares, los otros sigo cultivándolos con primor y algún día, quién sabe, hasta con silicona) puedo evitarla.
Ah... quién me castiga. Quién así me zahiere y me veja. Quién me pone la pierna encima.
Aplausos
Gracias, gracias, muchas gracias queridísimo público. Muchísimas gracias. Agradezco el afecto de la concurrencia. Aunque me gustaría obtener el de los que no concurren. Y no se me ocurre nada más. Muchas gracias, gracias, queridísimo público.
La diva se dispone a abandonar la sala cuando surge de entre bastidores, hecha un basilisco, Amy Winehouse. No se sabe muy bien lo que dice, porque lo dice en inglés, pero es probable que la esté llamando aficionada de tres al cuarto, y añada que no tienen ni puta idea de llorar, que no sabe lo que es que se sequen las lágrimas y que vaya una mierda de lamentación.
El respetable pide Rehab.