Hoy me responden un correo electrónico con carcajadas, con un algo así como no seas ceremoniosa, los mails no llevan ni encabezamiento ni despedida. Redicha me llama mi hermano, el pequeño, el que parece una Mafalda peluda. No lo voy a negar: Es cierto, soy algo pomposa, y me pierdo en las ceremonias. ¡Si hasta me gustaban las misas, precedidas de sus rosarios y letanías, con sus consagraciones y oraciones! Yo era de aquellas que entonaba el mea culpa golpeándose el pecho, pensando en San Jerónimo y su León. En alguna ocasión, llegué incluso a lamentar que se dijeran en lengua vernácula y pensaba, regodeándome, cuánto mejoraría todo aquel trampantojo si no entendiera ni papa de lo que dicen, y todas las palabras terminaran en un "um" largo y profundo, sugerente y lángido, como un gemido de satisfación... pax vobiscum... Bien es cierto que todas aquellas sensaciones, regadas de incienso y salpicadas de agua bendita, me producían un extraño y hasta lúbrico placer. Por eso nunca he confesado, hasta ahora, que todo pasó, mis pecaminosos pensamientos. Supongo que las venerables ancianas del lugar y los sacerdtoes revestidos de oropeles no podían sospechar, al verme contrita y genuflexa que en realidad ascendía a un orgasmo blasfemo e irreverente, digno, más del fuego del infierno que de su compasión y orgullo.
Inocente de mí he aplaudido la nueva tecnología epistolar, creyendo que así se recuperaría el perdido arte de la correspondencia. Esas largas relaciones de Querida Pepa... Por la presente te hago saber.. Confío a mis letras te encuentres recuperada... Mi carta que es feliz pues va a buscaros cuenta os dará... Besa el dorso plácido de su mano a la espera de nuevas nuevas...
Pero no. Todo lo contrario. Por fin se puede ser burdo sin rubor, obsceno sin pena, escaso de mente sin ridículo. Se admiten faltas de decoro, de ortografía y de todo tipo de manifestación de la más mínima educación.
Soy vieja, me cuelgan los pellejos como las vendas de una momia. Malos tiempos para la lírica. No, no... Ke la lirika aora se kanta a lo rap (perdón por el atrevimiento, sé que ha sido patético, pero no puedo dejar de llorar mi desesperación).