jueves, noviembre 13, 2008

CONFUSIÓN II



Yo como les decía estoy un poco confusa porque, verán, siendo una mujer, y sin tener ninguna duda al respecto, me resulta incómodo. Y no me refiero, en absoluto, a los dolores de la regla, o a tener dificultades a la hora de mear de pie. Menudencias sin importancia. Me refiero a que tengo que llevar adosados una serie de cualidades que soy incapaz de cultivar. 


No voy a hacer un listado, demasiado largo, demasiado. 


Me centraré únicamente en los relativos al aspecto físico porque de toda la vida he tenido complejo de fea y gorda y bizca y torpe de gestos y es un tema, por tanto, que me obsesiona. Téngase pues en cuenta esto: que lo digo lo digo porque soy una acomplejada.


Como todo el mundo (supongo que, al menos, una inmensa mayoría) me siento atraída por las cosas hermosas y bellas. Y, como gran parte de ese mundo, soy perfectamente consciente de que la hermosura es un valor voluble, fruto cultural de cada tiempo debidamente condicionado por el gusto (o dis-gusto) de cada cual. Así que si tengo que decir que el Torso del Belvedere es bello, pues lo digo y si tengo que extasiarme ante una catedral, pues me extasio.

Pero, en realidad, lo que me gustaría decir es que me enseñes el ombligo, independientemente de como sea tu abdomen y donde mejor me encuentro es en una habitación sencilla, frente a una cerveza, sin vitrales adoctrinadores, ni incienso, ni oropeles. 

Si me dan a elegir entre Brad Pitt o Fernando Savater, me quedo con Don Fernando, aunque sea simplemente, porque no me va a hablar, de entrada, en inglés. Me pone, muchísimo más Javier Krahe que Clonney (y eso que Clonney también me pone, pero no canta, el condenado, con tanto desparpajo).

Así que tengo el gusto, con respecto a la media, algo trastocado, porque siempre que sale, en alguna conversación entre mujeres, quién nos parece guapo, tengo que mentir para ser creible. Les aseguro que nadie daría crédito a mi veneración por Savater o Krahe.