domingo, septiembre 17, 2006
Y tú... ¿de qué pie cojeas?
Yo es que soy omnímodo, me lo como todo. Lo que eres es gilipollas, y un glotón. ¿Por qué me insultas?. Porque te lo mereces. ¿Por qué?. Por hacer preguntas estúpidas y no saber lo que significan las palabras. A tí lo que te pasa es que además de torti eres frígida. Soy un dechado de virtudes. Puta. Hijo de puta. Hija de la gran puta. Me cago en la puta Virgen. Eso, seguro que además eres virgen. Virgencita, virgencita que me quede como estoy, y este a mi sólo deseo, desaparezca. Quédate. Me voy. Que sí, quedate. Qué pesado, qué me voy. ¿Por qué?. Porque me da la gana. Pues vaya una gana que tienes, que te domina. Es que también soy sumisa. Pues entonces obedéceme. Sumisa, no masoquista. Pliégate a mi voluntad. Tu voluntad es voluble, y mi tolerancia a los pliegos limitada.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)