miércoles, octubre 04, 2006
No sé. Mis intenciones eran buenas al pincipio. Pero ahora he vuelto a perder el Norte. El por qué, el para qué de materia espiritual. Andar en pelotas con el frío que hace, bien lejos de cualquier emisor calorífico, son ganas de pillar los siete males. Siete plagas, Señor, enviaste sobre Egipto, tierra que manaba leche y miel, que no hacía falta perder el tiempo buscando otra, siete, Señor, siete, como siete novias para siete hermanos y ninguna de gripe.
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