jueves, marzo 27, 2008

O tempora, o mores...

Hoy me responden un correo electrónico con carcajadas, con un algo así como no seas ceremoniosa, los mails no llevan ni encabezamiento ni despedida. Redicha me llama mi hermano, el pequeño, el que parece una Mafalda peluda. No lo voy a negar: Es cierto, soy algo pomposa, y me pierdo en las ceremonias. ¡Si hasta me gustaban las misas, precedidas de sus rosarios y letanías, con sus consagraciones y oraciones! Yo era de aquellas que entonaba el mea culpa golpeándose el pecho, pensando en San Jerónimo y su León. En alguna ocasión, llegué incluso a lamentar que se dijeran en lengua vernácula y pensaba, regodeándome, cuánto mejoraría todo aquel trampantojo si no entendiera ni papa de lo que dicen, y todas las palabras terminaran en un "um" largo y profundo, sugerente y lángido, como un gemido de satisfación... pax vobiscum... Bien es cierto que todas aquellas sensaciones, regadas de incienso y salpicadas de agua bendita, me producían un extraño y hasta lúbrico placer. Por eso nunca he confesado, hasta ahora, que todo pasó, mis pecaminosos pensamientos. Supongo que las venerables ancianas del lugar y los sacerdtoes revestidos de oropeles no podían sospechar, al verme contrita y genuflexa que en realidad ascendía a un orgasmo blasfemo e irreverente, digno, más del fuego del infierno que de su compasión y orgullo. 
Inocente de mí he aplaudido la nueva tecnología epistolar, creyendo que así se recuperaría el perdido arte de la correspondencia. Esas largas relaciones de Querida Pepa... Por la presente te hago saber.. Confío a mis letras te encuentres recuperada... Mi carta que es feliz pues va a buscaros cuenta os dará... Besa el dorso plácido de su mano a la espera de nuevas nuevas... 
Pero no. Todo lo contrario. Por fin se puede ser burdo sin rubor, obsceno sin pena, escaso de mente sin ridículo. Se admiten faltas de decoro, de ortografía y de todo tipo de manifestación de la más mínima educación.
Soy vieja, me cuelgan los pellejos como las vendas de una momia. Malos tiempos para la lírica. No, no... Ke la lirika aora se kanta a lo rap (perdón por el atrevimiento, sé que ha sido patético, pero no puedo dejar de llorar mi desesperación). 

lunes, marzo 17, 2008

Corre, Forest... corre...

También en Juno hay un tipo (¿de qué me sonará su cara? creo que todos le hemos visto alguna vez, en algún sitio) que no para de correr. Y en Apocalypto, aunque no venga al caso, están, también todo el rato corriendo. Tanto que sale una del cine agotada. 
Ahora quienes corren, quienes huyen de los mayores, son un grupúsculo adolescente extraños (aunque ninguno tanto como Juno).
Resúltase que mi hermano, menor en edad, sobresaliente en todo lo demás, temeroso de embrutecerse,  según asegura,  gracias a su nuevo estatus de de mil eurista, se encuentra rellenando sus estanterías de comics o tebeos, o como cojones se llamen. 
De vez en cuando,  no me pregunten por qué, habla conmigo. Hasta me cuenta chistes. Y yo, que me ilusiono con cualquier cosa, le escucho ávida, intentando, incluso, leer entre líneas. Insiste, luego, en que lea no se qué. Y me lo da. Y yo me lo leo. 
Runaway. O, como diría yo misma, que soy de pueblo, corre pa' llá. Al parecer los vendedores de comics o de tebeos o como cojones se llamen, andan muy preocupados por las ventas. ¿De qué árbol se habrán caído? me pregunto yo, inocente, que siempre he creído, a pies juntillas, que el mérito de los comics o tebeos o como cojones se llamen es, precisamente, que son cosas exquisitas reservadas a minorías igualmente exquisitas (no se me ha notado mucho, pero lo de la exquisitez lo he dicho con un pelín de sorna). 
El caso es que, como los vendedores, americanos, nortamericanos, perdón, de comics o tebeos o como cojones se llamen, han contratado a un tipo que se encarga del marketing, han empezado a querer ampliar sus reducidos grupos de lectores. Y, no se lo pierdan, como resulta que las niñas no leen comics (esto certifica que yo, no debo de ser una niña, pues he pasado aquello que recuerdo como tierna infancia entre Mafaldas y Fuera Bordas, pasando por Crepys perdidos, y zonas 84 encontradosa) están obsesionados con ellas, como Rajoy, vamos. Tienen una niña en la cabeza y quieren que lea comics o tebeos o como cojones se llamen. 
Pero claro, las niñas de ahora, son un pelín góticas (?) y las aventuras de Esther les importan un bledo.
No tengo ni pajolera idea de quién se leerá Runaways. Ni me importa. Sólo diré, que los comics, o tebeos, o como cojones se llamen, se alimentan de sí mismos: Como la televisión. Así, cojones, no hay forma de iniciarse desde cero. Claro, que, no nos engañemos, de una u otra forma todos hemos llegado a saber quién es el Capitan América o Spiderman. De algo nos suenan. Pero no tanto como para saber el nombre de pila del adolescente que acompañaba al del escudo, o los nombres propios de todas las novias del de las telarañas. 
Vamos, que los Runaways me han resultado medianamente entretenidos, pero que me mola más el Paracuellos, Frater, me perdone ud.