A mí, últimamente, me está dando más por la confusión que por la sorpresa. Más que asombro siento continua incomprensión, y no detecto más que contradicciones. Así que mis nuevos descubrimientos no me llenan de gozo sino de zozobra. Y esta inquietud, me es incómoda, pues se adhiere a mi natural indecisión convirtiéndome definitivamente en un fantasma. La protección del escepticismo se va tornando en crueldad. Y, aunque aún tiemblo, de miedo, todo parece apuntar, hacia la definitiva conversión en piedra.
Observad pues, terrícolas, mi transformación, mi particular metamorfosis, cómo la mirada de la Gorgona va a salvarme destruyéndome. Petrificáme, che, porque si no, flotaré en el río.
martes, junio 19, 2007
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