Llueve al otro lado del escaparate. Llueve, llueve y llueve. No para. Unas veces algo quedo, en plan chirimiri, en plan orvallo, según se quiera. Otras, parece que fuera a entrar el mismísimo Noe, empapado y angustiado ¡me falta una pareja de ácaros, por favor, sacuda la alfombra!. Cuando amaina un poco, salgo a fumarme un piti, al umbral de la puerta, un pie fuera, el otro dentro, tanta es mi dependencia. Pena de tabaquismo. Y ni el coloso de Rodas tuviera tal apostura.
Y veo pasar a una señora apurada, rauda. Lleva un paraguas rojo con siluetas en negro de perros y gatos esparcidas y una leyenda que me trae mil y un recuerdos, uno por cada noche "It's rainnig cats and dogs"...
domingo, octubre 22, 2006
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