viernes, octubre 03, 2008

EL OCTAVO DÍA


No sé si les he contado alguna vez que me causa gran frustración no saber idiomas. Que me hablen y no enterarme de la misa la media o intentar expresarme y no encontrar comprensión ajena, me taladra las falordias.
Claro que... eso también me ocurre cuando me hablan y me expreso en mi propia lengua.

5 comentarios:

Pedro dijo...

No sé a qué te refieres.

Remedios de los Dolores dijo...

Pero ¿no lo sabes de no saberlo o de saberlo sólo a medias? Y ¿a qué te refieres cuándo preguntas a qué me refiero yo?

PepeDante dijo...

¿Que te taladra qué?

Remedios de los Dolores dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Remedios de los Dolores dijo...

Las falordias...
Jamás creí que alguién fuera a preguntarme por eso, precisamente, por las falordias...
Y lo peor es que hasta ahora no me había dado cuenta de que la palabreja en cuestión viene en el D.R.A.E. (me niego a hacer un enlace)
Por supuesto, yo no la empleo con el significado académico, porque eso de las academias me escama... me da sarpullidos...
Suponga pues, por tanto, estimado Dante, que las falordias son unas cosas que tenemos entre el cerebro y el alma. Y que sostienen nuestro orgullo y nuestros prejuicios.