martes, agosto 26, 2008

Desmemorias

Al principio creí que sólo tenía alguna laguna en la memoria. Era bastante el tormento, aún así: no saber dónde se estuvo ni qué se hizo durante extraños lapsos de tiempo. Pero llegué a asumirlo como normal, fruto inevitable de las ingestas alcohólicas. Se bebe para olvidar y en lugar de eso, de erradicar la angustia, permanece ésta para añadirse a la que producen los blancones de la noche oscura. Bueno. Vale. No es el remedio. Pero aquí a mis colegas les hace hasta gracia... ¿cómo es posible? se preguntan divertidos.  

Pero ahora, entre los vacíos del recuerdo se mezclan imágenes oníricas a las que no sé si debo dar crédito o no. ¿Lo soñé o pasó? Y como tengo la mala costumbre de disolverme en la soledad, de separarme del grupo para aislarme brevemente y resurgir más tarde como si nada hubiera pasado, no tengo testigos que me lo corroboren. 

¿Me cogieron de la mano y yo no dije nada? ¿Me recriminaron la conversación cuándo locuaz de nuevo recuperé el habla? Por qué si nada pasó tengo la conciencia cargada de extraños vapores que arañan, que escuecen. 


2 comentarios:

Pedro dijo...

Al menos te queda el consuelo de que te acuerdas de que te olvidas.

Además, Reme (¿la puedo tutear de manera tal?), lo grave no son los blancones, sino las sustituciones.

Me explico:

Una noche que yo estaba convencido de haber estado discutiendo acerca de Kierkegaard y Schopenhauer tomando jerez y pastas, resulta que estuve con los pantalones bajados en una discoteca bailando "el hipopótamo osceno".

Remedios de los Dolores dijo...

Podría vuesa mercé haber puesto un vínculo al "hipopótamo obsceno" para mejorar la imagen.